El pasado 17 de mayo aparecimos por Bierge (Huesca) por la tarde, después de bajar el barranco del Formiga. ¡Cómo lo pasamos!, estuvimos varias horas metidos en un cañón que para los expertos puede ser poca cosa pero para algunos de nosostros ¡un pedazo de cañón!.
Vaya panda que parecíamos; los cascos azules de la ONU decía alguna. Los neoprenos tan ajustados resultan tan necesarios para proteger la piel del agua fría, pero fría que bajaba, que la plástica de nuestros bodys pasa a un segundísimo plano. Saltos, bajadas arriesgadas, rápeles, etc etc muy divertida la jornada.


Lo que sospechábamos ocurrió. Después de semejante entrega física, después de tan extrema jornada, sabíamos que nuestros cuerpos iban a pagarlo con unas agujetas de caballo, y así fue; nos dolían los abdominales, las piernas, los brazos, aparecían molestias por los codos, por los costados, incluso por las cejas decía alguno. Con ello esperábamos que el profesor de Educación Física tuviera compasión al día siguiente. Y nada más lejos de compadecerse, nos hizo un circuito con cargas que casi no podíamos con ellas, y eso que eran de 3 Kilos.

Queremos que otro año caiga uno más bonito que el Formiga y también un poco más difícil, que la superación es importante en el deporte y en la vida.
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