Con estas breves reflexiones resume una alumna francesa la experiencia del intercambio con nuestro instituto y su estancia en Zaragoza.
El 5 de febrero, a la seis de la mañana, nos dormíamos todos en la terminal del aeropuerto esperando nuestro vuelo para Madrid. Despertarse a las tres de la mañana fue difícil para todos pero estábamos muy entusiasmados.
El primer día, visitamos Madrid ¡con un sol radiante y con calor! Después de comer, entramos a visitar el museo Reina Sofía. Fue la ocasión para muchos de contemplar por primera vez el famoso cuadro de Picasso: Guernica. Cansados, regresamos al autobús en dirección de Zaragoza. La llegada al instituto Miguel de Molinos fue memorable. Los correspondientes nos esperaban con su familia y al salir del autobús estuvimos sumergidos en un mar de españoles. La acogida fue muy calurosa para todos y, los primeros momentos de dudas pasados, pudimos descubrir la cultura y el ritmo de vida español.
La semana pasó rapidísimo, ni siquiera tuvimos un momento para aburrirnos. Por las mañanas hacíamos visitas. El lunes fuimos al sitio de la exposición internacional que se desarrolló en Zaragoza sobre el tema del agua y del desarrollo sostenible mientras que el martes visitamos la Zaragoza antigua con la ruta mudéjar y el palacio de la Aljafería (gran edificio de la arquitectura islámica hispana). El miércoles hicimos una excursión juntos, con los españoles, para ir a visitar el monasterio de Veruela y la ciudad de Tarazona. Por fin, el jueves por la mañana, seguimos los pasos de Goya en la ciudad y visitamos museos.
En cuanto a las tardes, las hemos pasado juntos, con los españoles, paseándonos por la ciudad, yendo de compras, comiendo churros, visitando... ¡Qué bien lo pasamos! Hubo un partido de fútbol España-Francia (¡Ganaron los franceses 8-4!) y el último día, una merienda de despedida.
Así que, cuando vino el momento de despedirnos (¡Parecía que apenas habíamos llegado!) fue muy difícil para todos pero sabíamos que un mes después seria nuestro turno de acogerlos.
¡Muchas gracias a todos los profesores franceses y españoles que permitieron ese viaje!
Amelie Seurret
El 5 de febrero, a la seis de la mañana, nos dormíamos todos en la terminal del aeropuerto esperando nuestro vuelo para Madrid. Despertarse a las tres de la mañana fue difícil para todos pero estábamos muy entusiasmados.
El primer día, visitamos Madrid ¡con un sol radiante y con calor! Después de comer, entramos a visitar el museo Reina Sofía. Fue la ocasión para muchos de contemplar por primera vez el famoso cuadro de Picasso: Guernica. Cansados, regresamos al autobús en dirección de Zaragoza. La llegada al instituto Miguel de Molinos fue memorable. Los correspondientes nos esperaban con su familia y al salir del autobús estuvimos sumergidos en un mar de españoles. La acogida fue muy calurosa para todos y, los primeros momentos de dudas pasados, pudimos descubrir la cultura y el ritmo de vida español.
La semana pasó rapidísimo, ni siquiera tuvimos un momento para aburrirnos. Por las mañanas hacíamos visitas. El lunes fuimos al sitio de la exposición internacional que se desarrolló en Zaragoza sobre el tema del agua y del desarrollo sostenible mientras que el martes visitamos la Zaragoza antigua con la ruta mudéjar y el palacio de la Aljafería (gran edificio de la arquitectura islámica hispana). El miércoles hicimos una excursión juntos, con los españoles, para ir a visitar el monasterio de Veruela y la ciudad de Tarazona. Por fin, el jueves por la mañana, seguimos los pasos de Goya en la ciudad y visitamos museos.
En cuanto a las tardes, las hemos pasado juntos, con los españoles, paseándonos por la ciudad, yendo de compras, comiendo churros, visitando... ¡Qué bien lo pasamos! Hubo un partido de fútbol España-Francia (¡Ganaron los franceses 8-4!) y el último día, una merienda de despedida.
Así que, cuando vino el momento de despedirnos (¡Parecía que apenas habíamos llegado!) fue muy difícil para todos pero sabíamos que un mes después seria nuestro turno de acogerlos.
¡Muchas gracias a todos los profesores franceses y españoles que permitieron ese viaje!
Amelie Seurret
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