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AÑOS después de la Fundación de Roma. La ciudad que unió el Mediterráneo,
heredera de la civilización griega, ha venido hasta las aulas para contarnos a
través de la escritura algunos secretos.
Fascinante
pasear por las calles de Roma y Pompeya, asomarnos a sus casas, conocer a sus
familias, acudir a sus escuelas. Hemos aprendido a escribir con ellos, con sus
tablillas de cera y sus cálamos, a conservar nuestros escritos en estuches, capsae, para que viajen silenciosos en
el tiempo a través de papyros eternos.
Ya
lo decían ellos en sus aurea dicta: verba volant, scripta manent. Palabras
de oro que resuenan como ecos para recordarnos que entonces y ahora tempus fugit, por lo tanto gaudeamos igitur, iuvenes dum sumus.
Llegaron,
conquistaron, vencieron y para nosotros desde entonces ¡alea iacta est!, nuevas ciudades, CaesarAugusta entre las
importantes, nuevas leyes, nuevas formas artísticas, nuevos dioses y todo a
través de una nueva lengua.
Una
lengua con la que sellar pactos de amistad, tesserae
amicitiae, lazos de unión entre ellos y nosotros: tessera amicitiae cum…. Emociones compartidas que se han ido
uniendo en estos días como piezas de mosaicos.
Gracias
a todos mis alumnos que, de la mano de nuestros Clásicos, habéis guardado en
vuestra mochila un presente recuerdo del pasado.
Mar Cester
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